lunes, 8 de abril de 2013

Descripción del personaje de la gitanilla de Cervantes

La obra de “La gitanilla” es una novela breve que se incluye en las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes y en la cual, su personaje principal es femenino.
La gitana que protagoniza esta novela tiene una serie de características que la definen tanto física como psicológicamente y a su vez la hacen única.

Comenzando por el físico, en la novela se dice que se trata de una muchacha muy hermosa a la que, la gitana que la robó siendo pequeña, le pone el nombre de Preciosa. Durante la historia no se describe fielmente cómo es Preciosa, simplemente se menciona que es muy hermosa y que todo el mundo se queda admirado de su belleza. Tanto es así, que todo el mundo ha escuchado hablar de ella como bien se muestra en este fragmento que corresponde a cuando las gitanillas hablan con unos caballeros a través de una reja:

“-¿Quiérenme dar barato, cenores? -dijo Preciosa (que, como gitana, hablaba ceceoso, y esto es artificio en ellas, que no naturaleza).
A la voz de Preciosa y a su rostro, dejaron los que jugaban el juego y el paseo los paseantes; y los unos y los otros acudieron a la reja por verla, que ya tenían noticia della, y dijeron: […]”


Aunque la mención de la hermosura de Preciosa solamente se haga de manera superficial, es decir, sin entrar en más detalles, hay una parte de la novela en la que la mujer del teniente, doña Clara,  dice lo siguiente:

  “Y apenas hubieron entrado las gitanas, cuando entre las demás resplandeció Preciosa como la luz de una antorcha entre otras luces menores. Y así, corrieron todas a ella: unas la abrazaban, otras la miraban, éstas la bendecían, aquéllas la alababan. Doña Clara decía:
-¡Éste sí que se puede decir cabello de oro! ¡Éstos sí que son ojos de esmeraldas!”

Con lo que dice doña Clara, podemos pensar que Preciosa es rubia y tiene los ojos verdes, ambas características no son comunes en las gitanas y son rasgos propios de las doncellas en la literatura anterior. Esto nos lleva a pensar (aunque en este punto de la novela todavía no sabemos cuál es el origen de Preciosa), que no se trata de una simple gitanilla.

Retomando estas características, pasamos a analizar cómo es psicológicamente lo que nos ayudará a concluir en que el origen de Preciosa es una familia de alta alcurnia como bien se desvela en el final.
Preciosa es descrita como una muchacha perspicaz y muy inteligente. Demuestra su sabiduría a pesar de su temprana edad, (15 años). Podemos ver que esta inteligencia no pasa desapercibida a nadie gracias a intervenciones como las que tiene la abuela gitana:

“-Satanás tienes en tu pecho, muchacha -dijo a esta sazón la gitana vieja-: ¡mira que dices cosas que no las diría un colegial de Salamanca! Tú sabes de amor, tú sabes de celos, tú de confianzas: ¿cómo es esto?, que me tienes loca, y te estoy escuchando como a una persona espiritada, que habla latín sin saberlo.”

Esta inteligencia y saber de Preciosa, se une a su capacidad deductiva y lógica. Por ejemplo, cuando hablan con los caballeros a través de una reja y ellos invitan a entrar a las gitanillas, ellas no se fían de ellos por si les hacen algo, a lo que Preciosa dice:

“-Si tú quieres entrar, Preciosa -dijo una de las tres gitanillas que iban con ella-, entra en hora buena; que yo no pienso entrar adonde hay tantos hombres.
-Mira, Cristina -respondió Preciosa-: de lo que te has de guardar es de un hombre solo y a solas, y no de tantos juntos; porque antes el ser muchos quita el miedo y el recelo de ser ofendidas. Advierte, Cristinica, y está cierta de una cosa: que la mujer que se determina a ser honrada, entre un ejército de soldados lo puede ser. Verdad es que es bueno huir de las ocasiones, pero han de ser de las secretas y no de las públicas.”


Además, y para acabar con la descripción de Preciosa, se trata de una muchacha virtuosa que tiene el don de la palabra y con el cual consigue sus propósitos. Es honesta y es honrada. Ella no se gana la vida con robos sino por medio de su facilidad para hablar y “engatusar” a los que la escuchan, por sus bailes y por sus cantos. No quiere ser burlada por los hombres y tiene en mucha estima su condición de chica honrada, dándole mucho valor a su virginidad, o lo que es lo mismo, su honradez. Ella deja todo esto muy claro en una conversación que tiene con don Juan de Cárcamo, conocido entre los gitanos por Andrés Caballero, en la que le pone las condiciones para que ella pueda llegar a ser su esposa.

“-Yo, señor caballero, aunque soy gitana pobre y humildemente nacida, tengo un cierto espiritillo fantástico acá dentro, que a grandes cosas me lleva. A mí ni me mueven promesas, ni me desmoronan dádivas, ni me inclinan sumisiones, ni me espantan finezas enamoradas; y, aunque de quince años (que, según la cuenta de mi abuela, para este San Miguel los haré), soy ya vieja en los pensamientos y alcanzo más de aquello que mi edad promete, más por mi buen natural que por la esperiencia. Pero, con lo uno o con lo otro, sé que las pasiones amorosas en los recién enamorados son como ímpetus indiscretos que hacen salir a la voluntad de sus quicios; la cual, atropellando inconvenientes, desatinadamente se arroja tras su deseo, y, pensando dar con la gloria de sus ojos, da con el infierno de sus pesadumbres. Si alcanza lo que desea, mengua el deseo con la posesión de la cosa deseada, y quizá, abriéndose entonces los ojos del entendimiento, se vee ser bien que se aborrezca lo que antes se adoraba. Este temor engendra en mí un recato tal, que ningunas palabras creo y de muchas obras dudo. Una sola joya tengo, que la estimo en más que a la vida, que es la de mi entereza y virginidad, y no la tengo de vender a precio de promesas ni dádivas, porque, en fin, será vendida, y si puede ser comprada, será de muy poca estima; ni me la han de llevar trazas ni embelecos: antes pienso irme con ella a la sepultura, y quizá al cielo, que ponerla en peligro que quimeras y fantasías soñadas la embistan o manoseen. Flor es la de la virginidad que, a ser posible, aun con la imaginación no había de dejar ofenderse. Cortada la rosa del rosal, ¡con qué brevedad y facilidad se marchita! Éste la toca, aquél la huele, el otro la deshoja, y, finalmente, entre las manos rústicas se deshace. Si vos, señor, por sola esta prenda venís, no la habéis de llevar sino atada con las ligaduras y lazos del matrimonio; que si la virginidad se ha de inclinar, ha de ser a este santo yugo, que entonces no sería perderla, sino emplearla en ferias que felices ganancias prometen. Si quisiéredes ser mi esposo, yo lo seré vuestra, pero han de preceder muchas condiciones y averiguaciones primero. Primero tengo de saber si sois el que decís; luego, hallando esta verdad, habéis de dejar la casa de vuestros padres y la habéis de trocar con nuestros ranchos; y, tomando el traje de gitano, habéis de cursar dos años en nuestras escuelas, en el cual tiempo me satisfaré yo de vuestra condición, y vos de la mía; al cabo del cual, si vos os contentáredes de mí, y yo de vos, me entregaré por vuestra esposa; pero hasta entonces tengo de ser vuestra hermana en el trato, y vuestra humilde en serviros. Y habéis de considerar que en el tiempo deste noviciado podría ser que cobrásedes la vista, que ahora debéis de tener perdida, o, por lo menos, turbada, y viésedes que os convenía huir de lo que ahora seguís con tanto ahínco. Y, cobrando la libertad perdida, con un buen arrepentimiento se perdona cualquier culpa. Si con estas condiciones queréis entrar a ser soldado de nuestra milicia, en vuestra mano está, pues, faltando alguna dellas, no habéis de tocar un dedo de la mía.”

Por último, no hay que olvidar mencionar el cambio que se produce en Preciosa cuando Andrés (o Juan) es apresado y debe ser condenado por un supuesto hurto. Preciosa no se presenta como la chica fuerte y decidida que se ha visto durante toda la novela, sino que pone de manifiesto su fragilidad y su debilidad por el problema que tiene su prometido. Se nos muestra así una muchacha llorosa y obediente con sus verdaderos padres, dispuesta a obedecerlos y a acatar lo que ellos decidan.

“En tanto que ella iba y volvía, hicieron sus padres a Preciosa cien mil preguntas, a quien respondió con tanta discreción y gracia que, aunque no la hubieran reconocido por hija, los enamorara. Preguntáronla si tenía alguna afición a don Juan. Respondió que no más de aquella que le obligaba a ser agradecida a quien se había querido humillar a ser gitano por ella; pero que ya no se estendería a más el agradecimiento de aquello que sus señores padres quisiesen.”

En definitiva, podemos concluir esta breve descripción del personaje de la gitanilla de Cervantes, afirmando que se trata de un prototipo de mujer ideal. No solo en belleza destaca Preciosa, sino también en cuanto a personalidad y don de palabra. Esto último era algo a lo que Cervantes daba mucha importancia y que se puede ver en otros personajes femeninos de su obra, como por ejemplo la duquesa de El quijote. La protagonista se muestra así como una mujer que destaca entre las demás siendo bella por fuera y por dentro lo que le asegura tener un final feliz.

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